Empiezo escribiendo unas letras sin rumbo previsto, sin saber muy bien que voy a crear hoy. Desde que confirmé en mi propio cuerpo el permitirme sentir mis emociones dejando espacio a que me habitasen sin reprimirlas ni negarlas, des que que me inicié en esto de mirarme con sinceridad en el espejo -o sin él-, pero mirarme, siento que soy más coherente en la vida, en mis actos, en mis relaciones y en mi forma particular de ser y estar en el mundo. Desde que me dí permiso para que no me importarse el que piensan de mí los demàs, en si lo que hago es correcto o no, me siento mas sabia, mas completa. En realidad, me inicié en esto, hace mucho, ahora mismo no me apetece hacer recuento. Igual que tu, -posiblemente-, siempre me ha inquietado "saber que me pasa". No aprendí a ponerle nombre a mis emociones desde el principio, no encontré modelos para eso en mi infancia, pero recuerdo perfectamente mi necesidad de encontrarlos desde muy temprana edad... Ha sido recienteme

Agrimony. La esencia del botiquín de recursos florales del Dr.Edward Bach que más he tomado sin duda. Si. Y con diferencia! Cada vez que descubro una nueva cara de mí misma, reconozco la influencia de esta esencia. Y es que en mi ya reconocido universo de máscaras y disfraces el repertorio es variado y diverso, tanto que he perdido la cuenta! Esta vez escribo des de la bondad que me mueve a ser complaciente con mis defectos. Cada vez que me doy cuenta de que mi reacción me resulta molesta o mas bien desagradable, cada vez que al escuchar mi propio discurso reconozco que "algo no va bien"... encuentro mi particular razón para tomar esta esencia que, recomiendo por supuesto a todo el mundo, y que dicen que si buscamos una asociación entre esencias florales y astrología -tal como propuso Bach- seria la que define el carácter de Sagitario. Para nada es casual creo que sea mi signo y que en tantas ocasiones haya sentido la necesidad de tomarla. Sagitario, a veces un s

El otro día nadé entre delfines. Simbólicamente...pero os aseguro que es cierto! Mi intención original era la de compartir con mi compañero de vida y padre de mis hijos una tarde sin los peques, disfrutando de una excursión a la playa. Algo que siempre nos ha unido a Ricardo y a mí, es el amor por el mar; cerca de él hemos vivido momentos de gran belleza:  tiempo de vacaciones, encuentros con amigos, celebraciones... y en ocasiones él practica actividades como la pesca o el submarinismo mientras yo me quedo cerca intentando el buceo con gafas y tubo por la la superficie del mar, aunque reconozco que hasta ahora, la parte más técnica de esta práctica, mi miedo a tragar agua y la angustia que me provocaba la sensación de respirar por un tubo no me dejaba disfrutar del momento. Nos inspira tanto el mar y la costa marítima que veces, fantaseamos después de un poco más de una década juntos con la idea de vivir o tener un lugar para veranear y el descanso regular en algún carismático r

Hace unos meses, los suficientes como para que me sienta libre y pueda escribir con el debido respeto hacia mi propio proceso y hacia el sistema familiar al que pertenezco que, participé en un taller de constelaciones familiares. Bien, participé y trabajé en mi sistema sobre algo que se me movía dentro, muy visceral y sentido desde hacia tiempo y que no conseguía encajar en mi vida por mi misma. Como siempre, y una vez más, el movimiento que fué aparentemente sutil ha resultado no solamente útil para mi, sino mas bien íntimamente sagrado. No me siento preparada para ello, y no es el caso de que me ponga a detallar ahora en que consisten las Constelaciones Familares, no sabría hacerlo. Y tampoco me apetece. Mas bien quiero agrader simplemente todas y cada una de las veces que, gracias esta herramienta de trabajo terapéutico siento haber sanado algo a nivel profundo y hasta entonces secreto o mas bien diré: desconocido para mi sobre mi misma. Hace unos meses también, seguramen

Ayer estuve en un Círculo de Mujeres. De nuevo tuve la ocasión de compartir la suerte una vez más, de ver como impera el respeto de una forma natural e integra cuando la sensibilidad, la búsqueda de consciencia y el deseo de estar en presencia a la vez que en conexión con el resto de grupo, es un deseo compartido. Es entonces cuando armoniosamente y con la fluidez ligera y dulce de un amor liberado de prejuicios, se da rienda suelta a la confesión, a la demostración de afecto y amor. Podría haber sido un Círculo de hombres, o de ambos géneros, por supuesto. La cuestión es poner la consciencia en el sentido íntimo y libre de juicio respecto a lo que ocurre en el Círculo. Es un espacio cerrado físicamente y contenido entre las parsonas que lo comparten y abierto a la vez a muchas posibilidades. Ayer, el contexto todavía prestaba más a todo esto que describo:  El motivo del encuentro era de celebración, de ganas de acompañar a una hermosa mujer, amiga y amante de todas las personas que

Siempre me ha gustado especialmente Septiembre. Recuerdo perfectamente la ilusión que sentía al preparar los libros para el nuevo curso, las nuevas libretas, los lapiceros... De los cuatro cambios estacionales la entrada al Otoño con su vuelta al cole era mi preferida. No me pasaba lo mismo con su opuesto en la estrella de los puntos cardinales: la llegada del verano, con la explosión de color, olor, ruido, sabor y vida en su máximo esplendor me deprimía. Si! Es cierto...me quería quedar un poquito más en mi mundo interior; me saturaba tanta alegría, tanta luz...me bloqueaba los sentidos...además de que mi corazón de niña sensible no vista ni reconocida no conectaba con el buen humor y el jolgorio en ninguna de sus formas. Ahora pongo con facilidad palabras a lo que sentía, tras muchos años de búsqueda de mi verdad dentro y fuera de mi misma. De tiempo de soledad, de encuentros, de más soledad...de miedos, rechazos, abrazos, desencuentros y tropiezos. Y no es que "ya lo haya c