Introducción. En nombre de Maia



Cuando me quedé embarazada por primera vez elegimos fácilmente dos nombres:  uno si era niño y el otro si fuese niña. Pronto supimos el sexo de nuestro primogénito: un varón, así que el nombre claramente quedó decidido. Y en el supuesto de que tuviésemos mas hijos, y fuese el segundo una niña nos guardábamos la elección. El nombre en questión era Maia.
Bien, pues resulta que durante mi segundo embarazo, sabiendo ya que era una niña, sentí muy profunda y conscientemente la necesidad de elegir otro nombre.
¿Como lo supe?  
Lo tuve clarísimo: más náuseas se sumaban a mi ya mareado estado de gestación durante el primer trimestre cada vez que lo nombraba, y un malestar extraño e intenso se manifestaba en la boca de mi estómago...  era una clara expresión física de rechazo junto a una sensación, o mejor dicho "intuición" de que no era el nombre adecuado para para la criatura que en mi vientre se estaba gestando. 
Ya bien entrada en el segundo trimestre, y habiendo buscado otro nombre mas adecuado para mi niña, me preguntaba por que no un nombre y si el otro... quise recordar el significado de Maia.

Desde el momento que empecé a buscar en libros y por Internet me di cuenta de que el nombre inspiraba mi propio proceso personal después de mi maternidad
Quizás por ello me gustó tanto cuando lo puse en la lista de nombres... por que nada me ha gustado más en esta vida - hasta hoy-, que ser madre y todo lo que esta capacidad hasta hace cuatro años desconocida en mi, me ha despertado y me sigue removiendo desde lo mas profundo.

Para mi, como para muchas mujeres que he conocido y también sobre las que he leído, la maternidad ha sido una profunda y transcendental transformación de mi misma: aquello que antes me importaba ha quedado en otro lugar de mi lista de prioridades, lo que dirigía mi vida a nivel material, social, e incluso espiritualmente hablando ha cambiado de objetivos y en su forma de ser. Atrás se han quedado intereses, ambiciones e incluso amistades trayendo otras nuevas influencias más actualizadas con mi forma de sentir hoy la vida y que han llegado a acompañarme en los momentos difíciles.
En el camino hacia mi maternidad desde el momento de mi primer embarazo empecé a acercarme a grupos de mujeres sensibilizadas con la vida desde un aspecto muy particular de la feminidad: la crianza natural y de apego, mujeres con interés sobre mejorar el vínculo madre bebé, madres que apuestan por la lactancia a demanda y el abrazo "continuum", por el colecho, por el respeto ante la necesidad y ritmo del bebé antes que las obligaciones sociales o laborales renunciando si fuese necesario a un lugar de trabajo, o aplazando su propia formación profesional y su carrera.  

Lo grato, siempre es mas agradable compartirlo con quién también lo valora, y lo doloroso es mas llevadero cerca de alguien que comprende sin juicio ni critica los propios valores.

Respetando a todo el mundo por supuesto, y toda elección o practica de vida, simplemente como en cualquier opción que elegimos he aprendido que las personas nos reagrupamos por afinidad, por que somos seres sociales y necesitamos retroalimentarnos compartiendo procesos y experiencias para poder crecer y evolucionar; sino lo hacemos a menudo enfermamos de tristeza, depresión, apatía, soledad, o cualquier otra variante de los dolores mas anímicos de la personalidad.

En general empecé a acercarme a todo aquello que técnica o moralmente me instruía para conseguir mi nuevo objetivo: ser mamá. 
No puedo dejar de nombrar a autores como el Dr. Carlos González, la Psicoterapeuta y escritora Laura Gutman, a la pediatra Rosa Jové y al recién descubierto para mí Dr.Gómez Papí como inspiración y soporte informativo que recomiendo efusivamente por su conocimiento en la materia, su experiencia profesional y su buen hacer. Así como tengo presente a los padres y madres que han compartido sus experiencias desde grupos de trabajo sobre crianza, educación para familias y otros eventos en los que he tenido el placer de participar.   A todos ellos les doy las gracias, y espero seguir encontrando en mi camino, ahora que repito en mi elección por ser madre una segunda vez toda la información que necesite, y las personas que de nuevo me acompañen para "recrearme" en mi condición de mujer que evoluciona y crece con los acontecimientos; el propio renacimiento que ciertamente es lo que significa para mí dar vida a un nuevo ser.


Maia, nombre femenino de origen Griego. ( maia, "madre" en griego o "aquella de la que venimos" ).
Significado:  "La maternal".  Variante de Maya.

Nombre mitológico:  
En la mitologia griega, Maya o Maia fué hija de Atlas y Pléyone, y mas tarde la madre de Hermes.  Concretamente la mayor de las siete hermanas.
Y se cree que es palabra adoptada de una diosa sánscrita (Hindú): 
Maya. Que a la vez da nombre a un concepto filosófico: apariencia, ilusión o quimera.

En la mitologia romana, Maya fue identificada con Maia Maiestas, también llamada Fauna, Bona Dea ("la buena diosa").


En astronomía, MAIA(20 Tauri) es la tercera estrella más brillante de las siete en el cúmulo estelar abierto de las Pléyades.

También encontramos en la naturaleza su sinónimo del género botánico: Maianthemum.

Y en los mitos de J.R.R. Tolkien, "un maia" és un espíritu de la clase inferior de los Ainur, seres poderosos que precedieron a la creación de la existencia.

Para los budistas: Maia es la madre del príncipe Siddhartha Gautama (Buda).

Y en la lírica tradicional, una maia es una canción que exalta el triunfo de la primavera y del amor en el mes de mayo.



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